martes, 26 de marzo de 2019

Dudas


A diario tenemos dudas con las decisiones o caminos que tomar con respecto a nuestro entorno, tanto en lo educativo, laboral, familiar y sentimental. Solemos enredarnos en mil y una opciones y en vez de tomar una decisión nos quedamos en la misma situación, sin solución alguna.

Buscamos y muchas veces pedimos consejos, opiniones y tras escuchar variadas soluciones, terminan no convenciéndonos ni siendo de nuestro agrado.

Pensamos que no estamos recibiendo una respuesta a todas las inquietudes y anhelos que pedimos; sin embargo, resulta que estas respuestas se encuentran muy lejos de donde estamos buscándolas.

Es difícil dar con la respuesta adecuada, ya que aún y cuando decidimos hacer lo que es mejor para nosotros, siempre existirá esa pequeña esperanza de que es nuestro deseo momentáneo la respuesta correcta.

He leído en muchas ocasiones que no hay que dejarnos llevar por nuestras emociones, que ser fuerte significa no gobernarte por tus emociones y sentimientos, pues estos pueden ir variando de un momento a otro y no resultan lo adecuado, mucho menos lo mejor para nosotros.

Hay algo en nuestro interior que nos da la respuesta a las dudas, pero la mayoría de las veces nos afanamos en otras cosas y no procuramos escuchar atentamente, nos invaden muchas telarañas y surge el miedo a equivocarnos.

Y qué si te equivocas? Somos personas, no somos Dios, de esos errores que cometemos es cuando podemos aprender y crecer, hasta la persona considerada como la más sabio en todos los tiempos, como lo es Salomón, cometió sus errores.

Sabiduría es lo qué hay que buscar para ver con claridad y certeza los actos que nos llevarán por el camino de la verdad y felicidad, confusiones existirán, temores invadirán, pero se trata de cómo hacerles frente y rebasarlos.

Es muy fácil escribirte estas cosas, pero créeme que en este punto de mi vida me encuentro buscando respuestas y he dado a la conclusión que esas siempre han estado dentro de mi, de algún modo u otro siempre las he conocido y, malamente he ignorado.

Claro que me surge temor de cometer hasta el más mínimo error, pero conforme van los días pasando, más me convenzo de que prefiero intentar escuchar las respuestas correctas en mi interior y si me equivoco, me quedará la satisfacción de al menos haberlo intentado y, por el contrario, tomar la decisión correcta me hará poner en practica el escucharme para que en el futuro sea más sencillo tomar cualquier tipo de decisión.