2017: un año de grandes cambios en mi vida, de retos cumplidos y metas alcanzadas, de grandes inicios y cierres necesarios. De los cuales ya les he escrito, pero hoy, les escribiré de la Navidad!
A la gran mayoría de las personas no solo les gusta sino que aman la Navidad, en lo personal no comparto esa emoción, me trae nostalgia y los recuerdos de aquellos que estando ausentes en la tierra viven en mi corazón.
Este año tome, y por cuarta vez consecutiva la decisión de no festejar, de olvidar que esa festividad existe! Lo que tenia de plan en mi menta era pasarla en casa viendo mis series favoritas o algún maratón de películas, pero fue justo 8 días antes del 24 que llego a mi la invitación de formar parte de un grupo de chicos que se encontraban trabajando al juntar comida, dulces, regalos, piñatas, olvidándose de pasar esas fechas familiares con sus respectivas familias y recolectando todas estas cosas para un grupo pequeño de 7 personas que constituyen el corazón de una casa hogar para pasarla con ellos el día de la noche buena.

Una experiencia inigualable y un convivio muy diferente a aquel que llegue a imaginar, algo de lo cual me siento orgullosa y principalmente honrada de haber tenido la oportunidad de vivir, una experiencia que recomiendo que vivan y no una vez, sino que la conviertan en una forma de vida.
Muchas veces nos cerramos en nuestros problemas sin pensar lo que el resto de las personas pueden estar pasando, nos concentramos en nuestro egoísmo sin agradecer en casa que haya alguien que nos espera; que no solo hacemos una comida al día sino mínimo tres y muchos hasta con postre; que nos bañamos con agüita calientita mientras otros tienen que tomar los llamados baños vaqueros y con agua helada; que nos cubrimos con colchas mientras hay quienes debajo de puentes o en plazas se encuentran cubriendose con un pedazo de periódico y si es que encontraron; que nos peleamos y le sacamos la garra a los integrantes de nuestra familia sin ver que existen personas que no tienen idea alguna de donde provienen o que incluso tan pequeños aprendieron a ser fuertes al superarnos a nosotros e inclusive a si mismos viviendo sin una mama o un papa o en su caso sin ambos. Tan cierto es como dicen: Dios no te da mas de lo que no puedas soportar!
Estos siete chicos sin darse cuenta me enseñaron que soy una personita tan pequeña en este mundo, que me falta tanto por aprender y madurar, me hicieron valorar lo que en verdad importa que es el amor y el demostrarlo. Me hicieron ver que los sueños no deben quedarse en sueños sino que se debe trabajar arduamente en ello, me enseñaron que la hermandad no es de sangre sino de amor, insertaron en mi mas ganas de aprender algo nuevo y principalmente con esos ojos tan llenos de brillo y amor vi el valor invaluable de sus corazones, tan pequeños de edad y tan grandes de corazón y mente.
Y tal vez nunca lean estas palabras pero aun así les quiero agradecer por que me han dado mas de lo que ellos hubiesen imaginado.
Vive este momento y no esperes una fecha importantes o una época conmemorada por la sociedad o marcada por la mercadotecnia; ve y hazlo, cualquier otro dia por el principal motivo de aprender por que ese será el mejor regalo que recibirás siguiendole del amor.